jueves, 18 de junio de 2009

Cholos y Montubios


La zona rural de la Región Litoral o Costa, no es patrimonio exclusivo del Montubio, que es sin duda su mayor poblador, lo habitan primitivas organizaciones negras y minúsculas nacionalidades de indígenas, aparte de que en los salitrales e islas del perfil costanero lo ocupan los Cholos. El Cholo vive en las fajas áridas o casi áridas del filo del océano, de los manglares, esteros e islas del perfil costanero, lugar donde realizan sus faenas de pesca, recolección de conchas, cangrejos, tienen sembríos de cocos, sandías, la cría de animales domésticos y a su comercialización. Su base étnica, pertenece a grupos aborígenes anteriores a la invasión de los incas y mezclados con inmigración asiática de polinesios y japoneses, lo que ya se demostró la posibilidad de conexión por medio de corrientes marítimas predominantes entre estas costas del Pacífico y el Japón. Además del intercambio comercial con los mayas. En la Provincia de El Oro existe el sitio de JUMON que tiene todas las características de ser un gran asentamiento prehistórico que todavía no ha sido estudiado.

En la Tolita en Esmeraldas, en Manta, en la Península de Santa Elena y en la Isla de la Puná, se han descubiertos rastros y vestigios de una vieja cultura que no se compararía con el estado elemental de progreso en que fueron encontradas nuestra gente al arribo de los españoles. El Cholo ecuatoriano se diferencia profundamente del Indio de la serranía, y tampoco se lo puede asimilar como un mestizo. Viven dentro de una economía semicerrada, ajustado su régimen social al patriarcal y su sistema de propiedad es comunitario. Empero día a día, los vínculos se van aflojando, tal como lo describe Demetrio Aguilera Malta en su novela Don Goyo. Los comuneros menos alejados de los grandes centros poblados, cortan leña y queman carbón, cazan y pescan, vendiendo los productos de tales labores. El sujeto económico, no es el individuo, sino la familia a que este pertenece.

El Montubio

Se establece que la zona montubia es aquella tierra costeña regada por los grandes ríos y sus numerosos afluentes o tributarios. El Montubio esta ligado a esta tierra porque es su lugar de trabajo y de residencia. Su sangre es una mezcla de tres razas en proporciones diferentes según la zona: la indígena, la blanca y la negra. Los Montubios donde predomina la sangre blanca es en algunas zonas de Manabí, Guayas y El Oro. Es frecuente que los Montubios que habitan cerca de los ríos se bañen en sus casas con su mate de agua, en lugar de hacerlo en el río y cuando se bañan en el río se dan zambullidas pero por lo general no nadan. Como jinete es excelente, utiliza el caballo para dirigirse a su trabajo, realizar el cuidado de los terrenos o para guiar a las reses, esta muy ligado a diferentes animales del campo por lo que la cacería la realiza solo por necesidad. El machete es su principal herramienta de trabajo y es muy hábil en su manejo, además que sus riñas se resuelven en duelos a machete.

La mujer montubia de menor estatura que el varón, es de carácter agradable y sus facciones son agraciadas. De jovencitas combinan su hermosura con la coquetería que han provocado innumerables duelos a machete disputándose la preferencia romántica de la doncella. Como ama de casa es muy esmerada y los alumbramientos sucesivos van acabando con toda huella de su agraciada juventud. Cuando falta el hombre resulta admirable contemplarla tomando el puesto del varón: desde ordeñar una vaca hasta sembrar el arroz.

A pesar de las enfermedades y de las víboras, los montubios son longevos, hay muchos que rebasan los ochentas años. La familia montubia, en lo afectivo, gira en torno de la madre, pero el respeto social se centra hacia el padre. El “amorfino” es su preferido a la hora de galantear a su conquista romántica. En las bella noches tropicales, reunidos en la cocina alrededor del fogón donde hierve el agua para el café puro, los montubios cuentan las “penaciones”, las hazañas de los montoneros, de los ladrones de ganado, de los cazadores de lagarto, de los cortadores de madera en los bosque vírgenes, de las “apariciones” y de las conquistas amorosas.

En un estudio del Problema Penal en el Ecuador se dice: “Los hijos de los campos del litoral son eminentemente hipotenizables por el alcohol, demostrando la estrecha relación entre el apetito sexual y el ansia roja del sabor de sangre”. Y se plantea la afirmación que nuestros montubios alientan un “sentido de justicia expiatoria, casi vengativa”. Es corriente que el abigeo escoja sus víctimas con cierto criterio selectivo de castigo con la finalidad de perjudicar a los hacendados mayormente explotadores de la peonada.

El Cholo y el Montubio cuando te ha brindado su amistad es gente de confiar.

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